Introducción
Qué tan grande es la economía no observada (NOE) y qué determina su tamaño en diferentes países y regiones del mundo es una cuestión muy estudiada (Schneider y Enste, 2000, 2002). 1 El tamaño de este sector en una economía tiene ramificaciones importantes. Afecta negativamente la capacidad de una nación para recaudar impuestos para apoyar a su sector público, lo que puede llevar a que más agentes económicos se muevan hacia el sector no observado (Johnson et al.1997). Cuando este sector está asociado con actividades delictivas o corruptas, puede socavar el capital social y la cohesión social en general (Putnam et al.1993), lo que puede dañar el crecimiento económico (Knack y Keefer, 1997; Zak y Knack,2001). Además, dado que los programas de ayuda internacional están vinculados a medidas oficiales del tamaño de las economías, estas pueden verse distorsionadas por amplias variaciones en los tamaños relativos de la NOE entre diferentes países, especialmente entre las economías en desarrollo.
Los primeros estudios (Guttman, 1977; Feige,1979; Tanzi,1980, Frey y Pommerehne, 1984) enfatizó el papel de los altos impuestos y los grandes sistemas del estado de bienestar para empujar a las empresas y sus trabajadores hacia el sector no observado. Aunque algunos estudios más recientes han encontrado lo contrario, que impuestos más altos y gobiernos más grandes en realidad pueden estar relacionados negativamente con el tamaño de este sector (Friedman et al.2000), otros continúan encontrando la relación más tradicional (Schneider, 2002; Schneider y Klinglmair,2004). 2 Se ha encontrado que varios otros factores están relacionados con la ENO a nivel mundial, incluidos los grados de corrupción, los grados de sobrerregulación, la falta de un sistema legal creíble (Friedman et al.2000), el tamaño del sector rural y el grado de fragmentación étnica (Lassen, 2007).
Un factor que a menudo se ignora en esta combinación es la desigualdad de ingresos. Los primeros artículos publicados que tratan empíricamente de esta posible relación se centraron en esta relación dentro de las economías en transición (Rosser Jr. et al.2000, 2003b). 3 Para un grupo importante de economías en transición, encontraron una relación positiva fuerte y robusta entre la desigualdad de ingresos y el tamaño de la economía no observada. El primero de estos también encontró una relación positiva entre los cambios en estas dos variables durante el período inicial de transición, mientras que el segundo solo encontró que la relación de niveles aún se mantenía significativamente después de tener en cuenta varias otras variables. La otra variable significativa más importante fue una medida de inestabilidad macroeconómica, específicamente la tasa máxima anual de inflación que un país había experimentado durante la transición.
Aquí, la hipótesis de una relación entre el grado de desigualdad de ingresos y el tamaño de la economía no observada se extiende al conjunto de datos globales estudiado por Friedman et al. (2000). Se consideran variables macroeconómicas que no incluyeron y también un índice de confianza como medida de capital social. Una conclusión principal es que el hallazgo de estudios anteriores se traslada al conjunto de datos globales: la desigualdad de ingresos y el tamaño de la economía no observada poseen una correlación positiva fuerte, significativa y robusta. Ninguna otra variable aparece con una relación similar de manera uniforme, aunque un índice de corrupción sí lo hace para algunas especificaciones. Sin embargo, la inflación no está significativamente correlacionada para el conjunto de datos globales, en contraste con los hallazgos para los países en transición, y tampoco lo está el PIB per cápita. A diferencia de Friedman et al, las medidas de carga regulatoria y la falta de aplicación de los derechos de propiedad tienen una correlación negativa débil con el tamaño de la economía no observada, pero no de manera significativa. Sin embargo, la falta de observancia de los derechos de propiedad está fuertemente correlacionada negativamente con la corrupción, y la carga regulatoria también está bajo algunas especificaciones. El hallazgo de Friedman et al. (2000) que las tasas impositivas están correlacionadas negativamente con el tamaño de la economía no observada se mantiene solo de manera insignificante en regresiones múltiples.
Además, se consideran qué variables están correlacionadas en regresiones múltiples con la desigualdad de ingresos, los niveles de corrupción y la confianza. En una formulación general, las dos variables que se correlacionan significativamente con la desigualdad de ingresos son una relación positiva con el tamaño de la economía no observada y la carga regulatoria, con una relación negativa con tasas impositivas significativas al nivel del diez por ciento. En cuanto al índice de corrupción, las variables que se correlacionan significativamente con él son las relaciones negativas con la observancia de los derechos de propiedad y la confianza. La confianza está significativamente relacionada negativamente con la corrupción, pero contrariamente a la intuición está relacionada positivamente con el tamaño de la economía no observada, aunque su relación bivariada es negativa.
Más allá de estos hallazgos empíricos más específicos (y las implicaciones políticas relacionadas), hay una cuestión metodológica más general a considerar. Contribuye al paradigma emergente que enfatiza el papel de las interacciones sociales de agentes heterogéneos en sistemas económicos complejos como algo importante a considerar además del análisis más convencional que se enfoca únicamente en los incentivos individuales. Que una implicación tan clara del enfoque convencional como que los impuestos más altos deberían estar asociados con una mayor participación en la economía no observada puede ser anulada por el efecto de tales interacciones sociales es una fuerte evidencia de esta conclusión.